A
la memoria de César Melendez Sifuentes.
Intrépido del
enripiado y el camino de cascajos,
con
una frondosa cabellera cubriendo su cabeza,
los kilómetros no cansan su destreza,
los kilómetros no cansan su destreza,
su rostro está frente al volante.
Cuántas idas y venidas en aquel camión celeste,
Cuántas idas y venidas en aquel camión celeste,
con
tu cigarro “Ducal” entre los dedos
transitas firme por el camino culebrero
transitas firme por el camino culebrero
mientras te
sale al encuentro una ráfaga de polvo
que te sigue sutilmente en tu raudo vuelo
levantando una estela de esperanza,
que te sigue sutilmente en tu raudo vuelo
levantando una estela de esperanza,
para
llegar al pueblo bendito de Ámbar
al
rugir del tubo de escape, cuando pisa a fondo el acelerador
mi
gran amigo “El Loco César” el ¡camionero!
Manos
firme al volante va cada día,
marcando su destino muy ligado al tiempo,
recordando tal vez una aventura
o la dulce caricia de su amada.
Por allá está pasando velozmente el Expreso Ámbar,
marcando su destino muy ligado al tiempo,
recordando tal vez una aventura
o la dulce caricia de su amada.
Por allá está pasando velozmente el Expreso Ámbar,
va
raudo por la callejonada, camino a la sucursal del
cielo,
el conoce los secretos del camino,
pues lo he visto alguna vez soñar despierto.
el conoce los secretos del camino,
pues lo he visto alguna vez soñar despierto.
conduciendo
su viejo “Ford” fijando su rumbo,
con noble corazón
de camionero.
intrépido
caminante que se adueña del paisaje
ganando
al tiempo unos minutos en su firme transito
como liebre desafiando todos los senderos.
Hoy me atrevo a rendirte este homenaje,
que saqué del cofre de mis sueños,
o será quizás que he escuchado el silbido de mi padre “Mocha”
anunciando la llegada del “Expreso Ámbar” a nuestro bello pueblo,
con recodos de horizonte y lejanía
que solo son vivencias del noble e intrépido camionero.
“Loco César”, tu hiciste cantar el motor de tu poderoso “Ford” celeste
rompiendo la distancia y el silencio,
con la nostalgia del sol de nuestro Ámbar Querido
alumbrando cual fulgurante lucero tu rostro,
el curtido rostro de un gran amigo,
como liebre desafiando todos los senderos.
Hoy me atrevo a rendirte este homenaje,
que saqué del cofre de mis sueños,
o será quizás que he escuchado el silbido de mi padre “Mocha”
anunciando la llegada del “Expreso Ámbar” a nuestro bello pueblo,
con recodos de horizonte y lejanía
que solo son vivencias del noble e intrépido camionero.
“Loco César”, tu hiciste cantar el motor de tu poderoso “Ford” celeste
rompiendo la distancia y el silencio,
con la nostalgia del sol de nuestro Ámbar Querido
alumbrando cual fulgurante lucero tu rostro,
el curtido rostro de un gran amigo,
que
Dios hoy lo tiene en su Santa Gloria.
Hola
“Loco César” mi gran amigo...¡camionero!
Julio Solórzano Murga
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